Una encuesta realizada a 713 docentes universitarias de 5 universidades del país (515 varones y 198 mujeres); 31 entrevistas a profundidad y 2 grupos focales a docentes mujeres, revela que ellas dedican muchas más horas a las tareas domésticas y de cuidado que sus pares varones como resultado de una inequidad en la asignación de las tareas domésticas. Aproximadamente el 60% de mujeres indicó que son las encargadas de las labores domésticas, mientras que solo el 20% de los varones indicó que esta responsabilidad es compartida entre ellos y sus parejas por igual. En lo que respecta al cuidado de la familia, el 42% de los hombres respondió que esta tarea recae habitualmente en su pareja, mientras que el 39% contestó que en ambos “por igual”. 

En Ciencia e Ingeniería se agudiza

Este sondeo se efectuó como parte del estudio Mujeres en la ciencia en cinco universidades de la Red Peruana de Universidades peruanas (RPU)’, a cargo de Patricia Ruiz-Bravo, Magally Alegre, María Soledad Fernández, Alizon Rodríguez, Verónica Montoya, Lourdes García, Aranxa Pizarro y Julián Mezarina, investigadores PUCP. El objetivo principal fue contar con un diagnóstico sobre la trayectoria laboral de las mujeres científicas e ingenieras que permita el diseño de políticas públicas de igualdad de género en la ciencia y la tecnología.

El estudio analiza las barreras y dificultades que deben sortear las docentes e investigadoras de estas carreras en cinco universidades públicas: Universidad Nacional de Trujillo (La Libertad), Universidad Nacional de San Agustín (Arequipa), Universidad Nacional del Centro del Perú (Junín), Universidad Nacional de San Antonio Abad (Cusco) y Universidad Nacional de la Amazonía Peruana (Loreto).

Los autores precisan que si bien durante los últimos años se aprecian avances en la mejora de la condición y posición de las mujeres en las ciencias e ingeniería, aún prevalecen formas sutiles de discriminación que previenen su progreso y su presencia en el campo académico, así como en el campo de la docencia universitaria.

Las docentes mujeres en las carreras de ciencias e ingeniería bordean aproximadamente el 20% del total de docentes en las universidades públicas del Perú. Entre otros factores, su carrera atraviesa dificultades vinculadas a la discriminación sutil y explícita reflejada en un ambiente hostil de trabajo, a la carga familiar y a la autopercepción como mujer-madre que debe ocuparse de varias tareas.

Percepción sobre discriminación y marginación. Casi el 50% de las mujeres encuestadas se ha sentido discriminada o marginada por sus pares o superiores. 27% de las mujeres encuestadas se ha sentido marginada por el hecho de ser mujer.

Predisposición a “naturalizar las diferencias”

Otras cifras del estudio como el cuidado de la familia, el 42% de los hombres respondió que esta tarea recae habitualmente en su pareja, mientras que el 39% contestó que en ambos “por igual”. Sin embargo, sobre la misma pregunta, ninguna docente mujer contestó que habitualmente su pareja se encarga de cuidar a los niños.

Frente a esto, lo que se halló es que existe una predisposición a “naturalizar las diferencias” por parte de las docentes, en tanto asumen estas tareas sin mucho cuestionamiento como parte de su rol como mujeres y madres, sin un reconocimiento explícito de la inequidad en la distribución del trabajo doméstico cuyo impacto en ellas que se expresa en la doble jornada y en la sobre exigencia. A ello se añade la necesidad de un mayor esmero de las docentes para demostrar que tienen las mismas capacidades que sus pares varones para formarse en los campos de ciencias e ingeniería en un ambiente que, como se ha mostrado, es altamente masculinizado.

Un tercio de las académicas señaló haber sido discriminada por su condición de mujer, mientras que solo un 3% de hombres declaró lo mismo. Estos tratos– de acuerdo con las encuestas –se manifiestan en procesos de promoción y ascenso, asignación de cursos o tareas, dificultad para ocupar posiciones de toma de decisiones, entre otros. De forma más sutil, se detectó el uso de microagresiones cotidianas orientadas a desvalorizar profesionalmente a las colegas, cuestionar sus capacidades académicas, limitarlas a labores más “operativas” en las investigaciones (como por ejemplo alejarlas del trabajo de campo y encargarlas de la redacción de los informes, no reconocerlas como pares académicos, etc.). La repetición cotidiana de estas microagresiones afecta la autoconfianza de las docentes, lo cual se acentúa por la falta de reconocimiento de sus pares masculinos.

Docencia y carrera académica. Más del 45% de las mujeres encuestadas dijo que el principal obstáculo para avanzar en sus carreras es el poco apoyo y reconocimiento. El 52% de hombres encuestados contestó de igual forma.

Como resultado, la encuesta revela que la universidad todavía no consigue establecer mecanismos más igualitarios de inserción para las científicas e ingenieras que, conscientes o no, tienen que bregar con situaciones de desigualdad.

En el caso de las entrevistas a profundidad, su propósito fue ahondar allí donde la encuesta no fue suficiente con el fin de formular nuevas preguntas de investigación. Los testimonios obtenidos en las entrevistas mostraron una naturalización de las diferencias que ha “normalizado” en las y los científicos las situaciones de desigualdad de manera tal que no se ha encontrado un cuestionamiento del orden vigente.

Finalmente, frente a una alta masculinización de las carreras de Ciencia e Ingeniería y la difícil inserción de las docentes mujeres en estas áreas, el equipo recomienda que la Superintendencia Nacional de Educación Superior Universitaria (Sunedu) incorpore en su modelo de licenciamiento universitario condiciones básicas de calidad asociadas a la equidad de género.

INFOGRAFIA

Esta investigación fue elaborada con el apoyo del Consorcio de Investigación Económica y Social (CIES), la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI), Cienciactiva del Concytec, y con el respaldo del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMP) 

(Foto: Shutterstock)