Manteniendo la distancia de la investigación que se efectúa en torno al origen y cura del COVID-19, estudios científicos, informados por numerosos medios de comunicación, dan cuenta de la deforestación como una de las causas de diversas enfermedades. A propósito de ello, el CIES pone en relieve la situación de la deforestación y conservación de sus bosques.
La deforestación está vinculada a enfermedades infecciosas, advierten los medios

El portal en español de National Geographic publicó en noviembre del año pasado el artículo La deforestación da lugar a más enfermedades infecciosas en humanos. Citó a Andy MacDonald, ecóloga de enfermedades en el Earth Research Institute de la Universidad de California: "Es bien sabido que la deforestación puede ser un motor importante de la transmisión de enfermedades infecciosas. Es cuestión de cifras: cuanto más degrademos y talemos los hábitats forestales, más probable será acabar con situaciones en las que se produzcan epidemias de enfermedades infecciosas”.

Su trabajo no es el único. Un reciente trabajo de Aldem Bourscheit, de Infoamazonía y publicado por el portal Ojo Público, también dio aviso de la relación entre deforestación y transmisión de enfermedades infecciosas. Informó que “[l]a destrucción de la naturaleza empuja a los animales e insectos a acercarse a las poblaciones humanas, tanto en el campo como en las ciudades. Los episodios de explotación de la Amazonía apuntan en esa dirección”.

La situación de la selva peruana

Para cuidar nuestros bosques se han desplegado diversas medidas. Una de ellas fue la creación de las Áreas Naturales Protegidas (ANP). Estas “[s]on espacios continentales y/o marinos del territorio nacional reconocidos, establecidos y protegidos legalmente por el Estado como tales”.

¿Cuáles han sido sus impactos y qué falta por mejorar? Algunos estudios recientemente culminados y promovidos por el CIES dan luz de esto. ¿Más verde dentro que fuera? Efectos de las áreas naturales protegidas sobre la deforestación y el bienestar en la Amazonía*, investigación culminada el año pasado por José Carlos Orihuela y Carlos Pérez, de la PUCP, se propuso contribuir en la comprensión de las dinámicas de deforestación. Su estudio nos da una buena noticia: las ANP y sus Zonas de Amortiguamiento (ZA) —que son las áreas adyacentes a las ANP—, sí han tenido éxito en detener la deforestación. “Bastante más las primeras que las segundas, pero interpretamos que el éxito de las primeras se debe en parte a la existencia de las segundas”. Específicamente, las ANP han reducido la probabilidad de deforestación entre 7 y 12 % por kilómetro cuadrado y la deforestación entre 3 y 3.9 hectáreas por cada kilómetro cuadrado.

Acotan que sus resultados positivos pueden tener segundas lecturas: "El éxito relativo en el periodo analizado no garantiza un éxito futuro, particularmente en aquellas áreas de conservación con dinámicas de deforestación creciente en territorios vecinos". Por ejemplo, hay cuatro ANP dentro de las cuales se ha reducido la deforestación, pero sus ZA sí están deforestadas, pudiendo avanzar en un futuro hacia la ANP.

Existen otras dinámicas que de hecho disminuyen el impacto positivo de las ANP sobre la deforestación. Las políticas de expansión vial, que están íntimamente vinculadas a políticas de desarrollo territorial y económico, son unas de estas. El trabajo de Elmer Guerrero, Julio Aguirre y Yohnny Campana, ¿Qué tan efectivas son las áreas de protección natural en presencia de carreteras? Un análisis del caso peruano**, comenta que “las políticas públicas con objetivos de promover desarrollo económico […] colapsan con los objetivos esperados de las áreas protegidas” (2019). Los investigadores de la UNMSM abordaron el rol que juega la construcción de carreteras frente al objetivo de política de las áreas naturales protegidas de mitigar, entre otros, el problema de la deforestación.

Básicamente algunos de sus hallazgos guardan relación con el estudio de Orihuela y Pérez: el despliegue de mayor protección de áreas ha reducido la deforestación en alrededor 2.9 km2 por cada 400 km2. Es decir, la creación de áreas naturales ha contribuido a contrarrestar la deforestación generada por la expansión de vías. Sin embargo, el efecto de la política de expansión vial domina al de creación de áreas naturales. “En otras palabras, el impacto de la cercanía a las vías de comunicación tiende a imponerse sobre el efecto protector de las áreas naturales”.


* Investigación ganadora del XX Concurso Anual de Investigación CIES.

** Investigación ganadora del XIX Concurso Anual de Investigación CIES.